Capítulo 1: Un aullador misterioso.
La
Profesora Umbridge caminaba por los pasillos del colegio Hogwarts de Magia y
Hechicería con una gran sonrisa en su rostro. La semana anterior Albus
Dumbledore había escapado de las garras del Ministerio tras haberse declarado
culpable de crear un grupo llamado ED, el cual fue formado con el propósito,
suponía ella, de atacarla.
Ante los acontecimientos tan bochornosos, ella
fue nombrada la Suprema Inquisidora del Colegio y nada más le importaba, a
excepción del mocoso Potter.
Anteriormente
le había prohibido las visitas a Hogsmeade por haber dado una entrevista, sin
su consentimiento, en la que salía diciendo que quien no debe ser nombrado,
había regresado. Sin embargo, ella sabía que todo era un engaño del mocoso para
llamar la atención, y deseaba que existiera una manera de demostrar que era un
mentiroso, pero ¿cómo lo haría?, ¿lograría su cometido? Esto se lo preguntado una y otra vez
en el trascurso de ese día; no obstante, la profesora sabía que de momento no
tenía respuesta para sus interrogantes.
Umbridge
seguía deambulando por los pasillos cuando, de la nada, una fuerza la hizo
parar. Extrañada, y con cierto nerviosismo, miró a su alrededor. No vio nada ¡Qué extraño! Pensó; sin embargo, siguió andando
atenta a cualquier cosa que se le presentase. A los pocos minutos, otra vez,
esa fuerza la paró. Más temerosa que nunca, observó los alrededores y, al no
ver a nadie, con la voz más fuerte que encontró, habló:
—Quien este caminando por aquí
¡Muéstrese!
No
obtuvo respuesta. Con mucho miedo dio un paso. Esta vez la fuerza la paró tan
fuerte que no pudo seguir moviéndose.
—Le prevengo, quién sea que me
este jugando esta broma, será expulsado inmediatamente del colegio, esta
advertido.
Silencio
y solo silencio se podía escuchar luego que la profesora pronunciase esas
palabras.
— ¡Muéstrese cobarde! —gritó con fuerza.
Para su
sorpresa, un sobre de color rojo cayó a sus pies. Umbridge lo reconoció al
instante. Se trataba de un aullador. Atemorizada, y con cierta curiosidad, lo
tomó en sus manos y lo abrió. Una voz madura, fuerte y con autoridad le habló.
Ella no supo a quien pertenecía aquella voz.
Dolores
Umbridge:
Sabemos
cuáles son sus pensamientos. Quiere demostrar a toda costa que Harry Potter es
un mentiroso. Para alegría de todos, disponemos de una serie de libros que
contienen los pensamientos del niño que vivió...
En ese
momento, siete libros cayeron a sus pies totalmente en blanco. La sorpresa era
evidente en el rostro de la profesora.
Las
instrucciones son las siguientes:
-Debe
ser leído en el gran comedor. Más explicaciones, una vez que estén todos
reunidos.
-Llegaran
más personas a leer esto y le rogamos no echar a nadie del salón, ya
que de lo
contrario, se le borrara la memoria.
Atentamente
FPW, FWG Y RFW
Le tomó
varios minutos reaccionar ante lo que acababa de escuchar. Cuando al fin lo
hizo, una sonrisa triunfal se le extendió por el rostro Sí,
al fin mis sueños se hacen realidad. Al fin podré demostrar que el mocoso es un
mentiroso Tarareó
mentalmente y no importa sí vienen más personas,
lo que me interesa es que todos se enteraran cómo es ese chiquillo.
Excitada
por la expectativa, se dirigió con rapidez a su oficina, acompañada de los
libros. Una vez allí, tomó el micrófono mágico y le habló al colegio:
—Se solicita a todo el colegio,
tanto a los alumnos como profesores y empleados, dirigirse al comedor ¡Ahora!
Más
feliz que nunca, junto a los libros, salió de su oficina rumbo a él. Cuando
llegó, todo el colegio se encontraba allí. La confusión en sus rostros era
evidente. Al caminar a la mesa de profesores todos la miraron con expresión de
furia. Ella, con elegancia, hizo caso omiso de esas miradas, y con una voz fuerte
y clara le habló al colegio:
—¡Buenas tardes!
—¡Buenas tardes, profesora
Umbridge! — saludó
el comedor. Ella sonrió de forma efusiva.
—Hoy me pasó algo realmente
insólito— la
gente la ignoro—,
mientras caminaba por los maravillosos pasillos de este colegio pensando una
manera de demostrar lo mentiroso que es Harry Potter…
Tras la
declaración, varios soltaron bufidos de indignación; mientras otros la miraban
como si la quisiesen matar en ese momento, claro está, con excepción de la casa
de Slytherin, quienes ignoraban por completo la situación. Por otro lado, en la
mesa de los profesores, la molestia estaba latente en sus rostros.
—No puede estar diciendo esas
cosas — dijo
Hermione enfadada — .Ella
es la mentirosa.
—Lo sabemos — concordó Harry con ira. Se
encontraba de brazos cruzados y con una expresión de querer echarle una
maldición a la profesora. Ron puso sus manos sobre el hombro de Harry, dándole
aliento. Gesto que él agradeció.
Por el
comedor, todavía había murmullos, los cuales comenzaron tras la declaración de
Umbridge.
—¡SILENCIO! —gritó. Todo el mundo se calló
al instante —. Así
me gusta —prosiguió
como si no hubiese sucedido el altercado —. Y no van a creer lo que pasó, me cayó un aullador el cual decía
que existía una serie de libros con los pensamientos del muchacho.
—¡NO! — exclamó Harry horrorizado. Su
grito se escuchó por todo el comedor, provocando que todos girasen las cabezas
en su dirección.
—Calma— Ron intentó tranquilizar a
Harry, a quien le temblaba el cuerpo—. No puede ser tan malo.
— ¿Qué no puede ser malo? — gruñó Harry—. Claro que lo es, ya que
hablamos de mi vida, mi privacidad y mis pensamientos— concluyó, mirando furioso en
dirección a Umbridge. Ni Ron ni Hermione quisieron decir algo. Ambos podían
entender el enojo de su amigo.
—Harry — le llamó Hermione intentando
serenarlo. Se notaba que estaba enfadada y horrorizada por lo que acababa de
escuchar —.Piensa
un poco, con esto se demostrara que siempre has dicho la verdad.
Harry
se quedó callado, pensando en lo que su amiga le había dicho. Una luz de
esperanza se encendió en su corazón.
En la
mesa de los profesores, Minerva McGonagall estaba absolutamente enojada.
—Esto es ilegal, son sus
pensamientos, además el Sr Potter dice la verdad.
—Es cierto— corroboraron sus colegas.
—¡EJEM! —exclamó Umbridge, haciendo que
todos volviesen a prestarle atención—. Todos deberán leer.
Los Slytherin la miraron con horror. Ellos no
querían leer nada referente a San Potter.
—No leeré nada que tenga que ver
con Potter—
declaró Malfoy. Muchos de sus compañeros de casa asintieron de acuerdo con él.
—Sin excepciones — añadió Umbridge. A los
Slytherin se le cayó la mandíbula de frustración —. Este libro—
prosiguió satisfecha —, demostrará
que tengo y siempre he tenido la razón.
Muchos
negaron con la cabeza, otros bufaron frustrados y los Slytherin se resignaron. Entonces,
para sorpresa de todos, un sobre rojo cayó al suelo.
Querido
Hogwarts:
Muchos
ahogaron un grito.
Sabemos
que deben estar sorprendidos y enfadados con lo que Dolores Umbridge ha dicho…
— Exacto—exclamaron todos al mismo
tiempo.
Pero le
aseguramos que ella dice la verdad. En su poder se halla una serie de siete
libros con la vida y pensamientos de Harry Potter, que retratan sus siete años en el colegio…
Harry
miró horrorizado. Una cosa era que lo dijera Umbridge y otra muy distinta era
que lo sentenciaran.
Sin
embargo, antes de dar las instrucciones, una serie de personas entraran al
comedor…
Por
arte de magia, las puertas del gran comedor se abrieron. Por ella, con asombro,
vieron aparecer a Arthur y Molly Weasley, seguido de Billy, Charlie y Percy.
Ron,
Ginny, Fred y George ahogaron un grito por la aparición de su familia.
Luego a
Dumbledore, quién se veía feliz.
—¡Es Dumbledore!
—¡Ha vuelto!
Resonó
por el comedor, mientras algunos aplaudían y otros vitoreaban. Harry pudo ver con gran satisfacción, la cara de Umbridge
descomponerse por el asombro.
Acuérdate
de la advertencia se dijo
mentalmente la profesora. Se calmó casi al instante.
Después,
a Cornelius Fugde.
—¿Qué hace él aquí? — se escuchó de algún rincón del
comedor.
Harry
lo miró confundido y enrabiado ¿Qué
tenía que hacer aquí? Se
preguntó mentalmente; mientras que, para alegría de él, Ron y Hermione, hacia
ingresó Kingsley, Alastor Moody, Tonks, Remus Lupin y Sirius Black.
Muchos
ahogaron en un grito ante el reo de Azkaban.
—¡Es Sirius Black! — se escuchó fuerte y claro por
todo el comedor.
—Se callan todos. Él es inocente
— dijo
Harry enojado.
Quienes lo pudieron escuchar lo miraron
confundidos. Los que no escucharon, seguían murmurando en voz baja, con miedo.
Dolores
Umbridge se encontraba furiosa, ya que quería apresarlo; pero no podía por la
advertencia. Gemía de frustración.
Mientras
tanto, los recién ingresados se veían, en su mayoría, desconcertados. Esperaban
explicaciones. Para alivió de ellos, el aullador, volvió a hablar:
Una vez
que se encuentran todos los que deben comenzáramos con la explicación.
Si tienen la amabilidad de sentarse, será más fácil para todos.
Los que
habían ingresado se dispusieron a tomar asiento. Como era de esperar, los
Weasley junto con tonks, Lupin y Sirius Black se dirigieron a la mesa de Gryffindor.
—¿Qué rayos hacen aquí? — preguntó Ron, cuando llegaron
hacia donde ellos.
—Ronald Weasley, cuida tu
lenguaje — le
regañó la señora Weasley. Ron se encogió de hombros atemorizado —, y respondiendo a tu pregunta,
una carta llego a nuestra casa.
La
señora Weasley siguió hablando con sus hijos, mientras Sirius y Remus se
acercaban a Harry. Éste se abalanzo a los brazos de su padrino.
—Me alegro que estés aquí,
Sirius, te he extrañado.
—Yo también cachorro— sonrió Sirius—. Lo que no entiendo es porque
el ministro no me detiene.
Harry se encogió de hombros.
—Seguro lo averiguaremos — aseguró Lupin.
Tanto
Dumbledore, como los demás ingresados, incluyendo Percy, quien hizo como si su
familia no existiese, tomaron asiento en la mesa de profesores.
Muy
bien, antes de dar las instrucciones deben saber que en nuestro tiempo…sí del
futuro…
Muchos
abrieron sus ojos de incredulidad.
Todo es
feliz, ya que no existe Lord
Voldemort…
Esta
vez todo el mundo profirió un grito de asombro. No podían creer que no
existiese quien no debe nombrarse.
Y se
preguntaran porque tienen que leer este libro. Pues aunque el mundo mágico se
libró de Voldemort, fueron muchas las vidas que se perdieron, muchas familias
quedaron destrozadas por la guerra…
—¡Es mentira! —exclamó Umbridge con horror. A
su lado Fudge miraba el aullador rezando que no fuese verdad lo que decía —No es cierto, no existió tal
guerra.
Todos
rodearon sus ojos.
Por eso
hemos decidido enviarles esta serie para que ustedes puedan cambiar lo que está
punto de venir. Lo dejamos en sus manos.
Tanto
los alumnos como profesores miraron asustados al aullador ¿Será
verdad lo que decía? ¿Tenían el poder de cambiar el futuro? De momento no
tenían respuesta.
Proseguiré
dando las instrucciones:
Como ya
he mencionado, una serie de libros con los pensamientos de Harry Potter se
leerá. Desde ya le pedimos NO JUZGAR A NADIE ANTES QUE SE TERMINE LA SERIE, NI
MALDECIR O ECHAR MALEFICIOS A NADIE, DE LO CONTRARIO SE LE BORRARA LA MEMORIA.
Varios
asintieron con la cabeza, mientras otros miraron atemorizados el aullador.
También
le informamos que el tiempo se ha detenido en el mundo real, no pregunten cómo,
es magia.
-—¡Cool! — dijeron los gemelos a la vez. Algunos
alumnos asintieron con la cabeza, de acuerdo con ellos.
Se
quedaran aquí hasta que la serie se haya terminado. Se le proporcionaran camas
y los elfos le traerán las comidas como si nada estuviera pasando. Al finalizar la serie, se deberán
tomar muchas decisiones y recuerden que el futuro está en sus manos.
Cuando
el aullador dejo de hablar, estalló. Se miraron unos a otros con temor,
mientras esperaban a que alguien hablase.
—Sí no hay más remedio,
tendremos que leer —habló,
con voz potente, el director —. Leerán
solo los profesores del colegio de momento.
Los
aludidos asintieron con la cabeza justo cuando uno de los libros voló por los
aires hasta aterrizar en las manos de Dumbledore. El director, asombrado, abrió
el libro y leyó.
—Harry Potter y la piedra
filosofal.
—¡Maravilloso! —exclamaron sarcásticamente
Harry, Ron y Hermione, provocando que muchos giraran sus cabezas en su
dirección. Ahora todo el mundo sabría de sus aventuras. Los tres gimieron.
—Capítulo uno: El niño
que vivió.
—Qué comience la diversión— suspiró resignado Harry.
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